No es la primera vez que David Cronenberg (The Fly, Cosmopolis) titula una de sus películas Crimes of the Future. Ya lo había hecho en 1970 en uno de sus primeros largometrajes, antes incluso de Shivers (1975), donde ganó bastante popularidad. Sin embargo, el propio director se encargó de aclarar que no hay relación entre las películas, aunque podemos sospechar que sí. Hay algunos puntos de contacto con aquella de los 70s, pero lo más interesante es que una idea se pueda haber desarrollado durante tanto tiempo en la mente del creador. Casi como si fuera un órgano que crecía en su interior.
Y es que justamente Crimes of the Future cuenta la historia de un artista performativo al que no paran de crecerle órganos nuevos, sin función aparente. Saul, interpretado por Viggo Mortensen (Eastern Promises), realiza sus actos como si fuesen cirugías en la que se extirpa esos órganos-tumores. En realidad, quien realiza la cirugía es Caprice, su compañera y amante, encarnada por Léa Seydoux (La vie d’Adèle). En un mundo futurista donde ya no existe el dolor ni las infecciones, las personas se vuelcan por intervenir sus propios cuerpos como una expresión del arte. “La cirugía es el nuevo sexo” dice Timlin, Kristen Stewart (Spencer), una burócrata fascinada con el arte de Saul.

CRIMES OF THE FUTURE
EL FUTURO YA LLEGÓ
El mundo que construye Cronenberg en este film es futurista, pero no tanto. Está a la vuelta de la esquina de nuestro presente. También es sombrío, oscuro, desolador, pero de ningún modo es apocalíptico. Es un mundo fronterizo, donde todo está en transformación, donde parece que un cambio de paradigma está al caer y ya no hay vuelta atrás. Incluso los personajes se preguntan varias veces si lo que están haciendo es abrir una puerta a un mundo nuevo. Hay un riesgo constante que se percibe en el aire, los peligros están ahí, tanto afuera como adentro.
No es posible mirar una película de David Cronenberg y salir indiferente. Te perturba, te aterra, te disgusta o te asquea, o un poco de todo eso a la vez. Porque el director canadiense posee una impronta que afecta, o infecta, al espectador de manera intempestiva. Es cierto que no todas sus películas exploran los mismos temas o abordan conflictos similares, pero el componente impresionante siempre está, y Crimes of the Future no es la excepción. Se dice que es el regreso de Cronenberg a “la nueva carne”, ese estilo/género que supo construir en los 70s. Una combinación de parte orgánica y parte máquina en el cuerpo humano, imágenes horrorosas pero también emocionantes, sensibles e incluso sensuales y sexuales.

CRIMES OF THE FUTURE
UN CRONENBERG TOTAL
La última etapa de Cronenberg, la del siglo XXI, se fue alejando del body horror para contar historias más psicológicas, más mentales y más reflexivas. Allí están A History of Violence, Eastern Promises, A Dangerous Method, Cosmopolis y Maps to the Stars. El foco pasa a estar en las relaciones de poder, el crimen organizado, el capitalismo o el psicoanálisis, dejando de lado un poco (solo un poco) su preocupación por el cuerpo.
Esto no significa que antes no haya habido un componente político en sus historias. Nadie puede decir que en Videodrome o incluso en The Fly, no haya política. Una política del cuerpo, entendida con los ojos del siglo XXI, sobrevuela toda la obra del genial director. Pero en las últimas películas la psicología tenía un peso superior al cuerpo que en las primeras. En Crimes of the Future, combina esa “nueva carne”, esa muestra visceral y cruda de cuerpos mutilados, mutados, desgarrados, con una reflexión profunda sobre los cuerpos, la autoridad, el consentimiento, el concepto de arte, la subversión, la vida.
Las performance de Saul pueden ser un acto de conservadurismo, en contra de los cambios en los cuerpos. Pero a su vez, su propio cuerpo es modificado e intervenido, que en definitiva es lo que hace a los cuerpos mutar. ¿Qué es natural y qué es artificial? Dentro de este mundo apenas futurista, habrá quienes crean que existe una evolución natural de los seres humanos. También habrá detractores, y habrá un Estado preocupado por el control, por imponer una lógica estable y consciente, por rotular lo “humano”.

CRIMES OF THE FUTURE
¿QUÉ ES CRIMES OF THE FUTURE?
Crimes of the Future es una película extraña, Cronenberg puro y duro. Tendrá un recorrido corto en salas (solo en la Lugones por algunas semanas) y después pasará a estar disponible en Mubi. Tal vez sea una de las últimas películas del director de 79 años, que ya ha comenzado una especie de cierre a su carrera con el corto The Death of David Cronenberg, del año pasado. Quizás por eso esta película retoma un título que estaba presente al comienzo de su carrera. Quizás, también, por eso resuenan referencias a piezas clásicas de su filmografía como The Fly o Videodrome. Y quizás, esa maestría lograda con los años le haya permitido una conjunción con precisión quirúrgica entre sus dos principales etapas como director.
Se dice que puede ser un alegato en contra de la intromisión del Estado en las decisiones sobre el cuerpo. No creo que sea tan así. Si bien los policías y los burócratas intervienen, digamos, “negativamente”, no queda claro el rumbo en el que las personas transformarán sus cuerpos. La palabra “evolución” sobrevuela la cinta de punta a punta, pero no hay un defensa de las libertades, no hay una reivindicación de la anarquía. Hay incertidumbre y peligro que brota por todos lados. Solo parece salvarse el arte, esa forma que tiene la humanidad de pensarse a sí misma y, en este mundo futurista, declarar sobre sus propios cuerpos.
Datos:
Año: 2022.
Duración: 107 min.
Dirección: David Cronenberg.
Guion: David Cronenberg.
Elenco: Viggo Mortensen, Léa Seydoux, Kristen Stewart.
Plataforma: Cine, Mubi.
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